sábado, 1 de marzo de 2014

La tormentosa transición militar de 1959, al llegar los blancos al poder

EN PLENO DESFILE MILITAR EL GOBIERNO RELEVÓ AL COMANDANTE DEL EJÉRCITO, AL JEFE DEL ESTADO MAYOR, Y AL JEFE DE LA REGIÓN Nº 1
republica.com.uy
El 1 de marzo de 1959, los blancos llegaron al gobierno después de 93 años de administraciones coloradas. En medio de versiones de un posible golpe, mientras se producía el desfile castrense por el centro de Montevideo, fueron relevados el titular del Ejército, el jefe de su Estado Mayor, y el general que estaba al frente de las unidades de Montevideo y Canelones.
La nueva mayoría herrero-ruralista en el gobierno, optó por un capitán de navío, para comandar a la Armada, y por un coronel aviador, para conducir a la aeronáutica. La desconfianza primó entre los dos partidos fundacionales, pese a que Luis Batlle rechazó aquella “guerra psicológica”, impulsada por oficiales blancos.
En noviembre de 1958, los blancos le ganaron a los colorados por más de 120 mil votos. Fue una victoria arrolladora que implicó para el Partido Nacional obtener mayorías en las dos ramas legislativas (17 senadores; 51 diputados), y un amplio control en las elecciones municipales (en 18 de los 19 departamentos).
En el interior del partido triunfador, existían sin embargo dos bloques de compleja coexistencia, y con autoridades propias: el herrero-ruralismo (los seis sillones de la mayoría en el Consejo de Gobierno, 9 senadores, 24 diputados, muy fuerte en el interior); y la Unión Blanca Democrática, UBD, (8 senadores, 25 diputados, que había vencido cómodamente en Montevideo). Los blancos, votaron unidos en un mismo lema, lo que no ocurría desde la década de 1930 (desapareció el Partido Nacional Independiente).
Luis Alberto de Herrera buscando principalmente mantener su predominio en la colectividad nacionalista ante el peso creciente de la UBD, hizo una alianza electoral con los ruralistas de Benito Nardone, El punto de encuentro, fue una reforma constitucional de corte presidencialista, que no prosperó. Tres de los seis candidatos al gobierno, fueron ruralistas. En noviembre, el herrero-ruralismo se impuso a la UBD por solo 11 mil votos.
El grupo ruralismo liderado por Nardone, con tres consejeros propios, celebró poco después una reunión con el embajador norteamericano (en la barraca Lanasur, de Juan José Gari), que desató las iras de Herrera al conocer el hecho, y dio inicio a una tormentosa convivencia dentro de la fracción triunfadora del Partido Nacional (dificultades para cubrir los cargos de gobierno, etc).
Al ser preguntado sobre el rol que cumpliría Herrera en el nuevo gobierno, Nardone le habría dicho al diplomático estadounidense: “El doctor Herrera no ha sido electo para ningún cargo. No forma parte del gobierno”. según la versión dada por Alberto Methol Ferre en “Marcha”. Herrera, al enterarse de esto, a través del diputado de su sector, Carlos Arraga, comentó: “¿qué tiene que hacer la mitad del gobierno electo con un embajador? Eso es traición a la patria”.
En febrero, al asumir el nuevo Parlamento, la presidencia del Senado correspondió a un herrerista (Juan Carlos Raffo Fravega), y la titularidad de la Cámara de Representantes, a una de las primeras espadas de la UBD: Francisco Rodríguez Camusso, de la poderosa lista 51 de Montevideo, conducida por Daniel Fernández Crespo, que asumió a su vez la presidencia del gobierno colegiado de Montevideo (Consejo Departamental). Las tensiones propias de aquella histórica transición que ocurría después de 93 años de dominio colorado, tuvieron su correlato a nivel militar.
En 1958 el Ejército tenía desplegadas en Montevideo, 13 unidades de combate (3 de infantería, 5 de caballería, 3 de artillería, 2 de ingenieros). El jefe de la región, la Nº 1, era el general Adhemar Filippone. El titular del Ejército (el cargo se denominaba “Inspector General”), era el general Rafael J Milans; y su Jefe de Estado Mayor, el general Carlos B. Herrera; todos simpatizaban con el Partido Colorado, cuya principal figura era Luis Batlle Berres, del quincismo. Por entonces, el coronel Liber Seregni se desempeñaba como primer subjefe del Estado Mayor.
De los comandantes de unidades de la capital del país, solo uno, tenía claras afinidades con los blancos, el teniente coronel Luis Garate (al frente del regimiento de caballería Nº 6). Fuentes militares de la época, comentaron a Ideario, que un día, Garate quiso organizar con tres de sus colegas un encuentro para jugar al truco. Los fue llamando, y en los respectivos comandos de unidad, le dijeron que estaban reunidos con el general Filippone.
Garate empezó a investigar, y comprobó que en la Casa Zas, en los fondos de la Escuela de Armas y Servicios de camino Maldonado (hoy Instituto Militar de las Armas y Especialidades, IMAE), se encontraban reunidos todos los jefes de unidad de Montevideo, con el titular de la región; él, era el único que no había sido convocado El “jefe de punto” (guardia) de la región, era el entonces teniente coronel Victor Licandro. Filippone, citó a sus subordinados sin comentarle nada; entregó directamente la lista de invitados, al sargento de guardia. Esto no era lo habitual.
Este hecho (marginar de una reunión al único jefe de un regimiento, identificado con el partido que asumiría el gobierno), parece haber sido uno de los disparadores del clima de rumores, y de la definición, por parte de oficiales blancos, de un “plan contragolpe”, en el que estuvieron involucrados, entre muchos otros, los coroneles Mario Aguerrondo y los tenientes coroneles Esteban Cristi y Eduardo Zubia; todas figuras importantes, en la fractura constitucional de junio de 1973.
El propio Seregni, que tuvo la misión de organizar el desfile del 1 de marzo de 1959, recordó que el coronel (blanco) Ventura Rodriguiez, le pidió que facilitara la presencia, en la ceremonia de trasmisión de mando, de oficiales de su partido, armados; y que tuvo un diálogo aspero con Aguerrondo, que tenia el firme convencimiento que los colorados se negarían a entregar al gobierno. Para distender la situación, Seregni nombró entonces como uno de sus ayudantes en los actos, al mayor Luis Queirolo, del entorno de Aguerrondo (ver “Seregni, la mañana siguiente”, Samuel Blixen, edicionde de Brecha, 1997).
.En su primer libro reportaje de julio de 1989, Seregni rememoró aquella época, subrayando el “clima de rumores sobre reuniones y un asado”, en la Escuela de Armas y Servicios, en camino Maldonado, sin mayores fundamentos reales, aunque “alguien, un militar, le ofreció a Luis Batlle Berres, la posibilidad de no entregar el gobierno y (el líder colorado) lo mandó a rodar de la manera mas categórica”. (ver: “Protagonistas: Seregni. Entrevista de Alvaro Barroz Lémez, Montesexto, 1989). Lo inesperado ocurrió durante el desarrollo del desfile cívico-militar. Fueron convocados de urgencia en la Casa de Gobierno los generales Milans (comandante), Herrera (Jefe del Estado Mayor), Filippone ( Region Militar Nº 1), y sustituidos, respectivamente, por los generales Modesto Rebollo, Olegario Magnani y Omar Porciúncula. Rebollo y Porciúncula, tenian una notoria afinidad con el Partido Nacional. (ver recuadro con el testimonio de Seregni).
El flamante Consejo de Gobierno presidido por el herrerista Martin R Echegoyen, dispuso que el nuevo jefe de la Armada, fuera el capitán de navío Víctor Dodino, y el nuevo titular de la Fuerza Aérea, el coronel Conrado Saenz. Es decir que el herrero-ruralismo, no confiaba en ninguno de los almirantes y brigadieres generales en actividad, nombrados por sus antecesores del Partido Colorado.
La versión de un posible golpe fue enfáticamente rechazada por los colorados. En un debate parlamentario desarrollado con posterioridad, Zelmar Michelini, -que era el lider de la bancada de diputados de la lista 15 de Batlle Berres-, desmintió todos estos trascendidos, en aquel caldeado verano previo a la llegada de los blancos al gobierno, después de casi un siglo de ostracismo.
Seregni: rumores golpistas y firme actitud de Luis Batlle
“La transición del gobierno colorado al blanco (el 1 de marzo de 1959) es una etapa muy intensa e ese verano. Primera transición en la historia política del Uruguay moderno. Muy llena de rumores de que el Partido Colorado no iba a entregar el gobierno; muy llena de cosas falsas que después se manejaron, pero también de otros que son ciertas y que hay que reivindicar. Alguien –un militar -, le ofrecio a Luis Batlle Berres la posibilidad de no entregar el gobierno y (Batlle Berres), rigurosamente, lo manda a rodar de la manera mas categórica.
(siendo primer subjefe del Estado Mayor del Ejército) “se me encomienda organizar la parte del ceremonias militares de la transmisión del mando. Ya estaban presente en ese momento, diferencias en el seno de las Fuerzas Armadas (FFAA), que tenían relación con un grupo que se crea alrededor del (coronel blanco, Mario) Aguerrondo, de aquellos que cuestionaban la política batllista en el seno de las FF.AA. Entonces está el temor de que no se entregue. Hay todo un clima de rumores sobre reuniones y un asado que hicieron en camino Maldonado, en la Escuela de Armas y Servicios (…). (Por mi parte) insistí para que ese desfile –que tenía que ser una demostración de las FF.AA. apoyando los procesos constitucionales y los cambios democráticos del país-, debía contar con la presencia, en la formación, de las mayores jerarquías del Ejército.
El desfile estuvo comandado por el Inspector General del Ejército (comandante, general Rafael J Milans), secundado por el Jefe de Estado Mayor, que era (el general, Carlos) Herrera, y contó con el comando –en cada uno de los agrupamientos, tanto el de unidades como el sector institutos-, por un lado (del general Adhemar) Filippone (jefe de la Región Militar Nº 1), y por el otro lado (del general, Antonio) Francese (director de la Escuela Militar). Militares de connotación colorada(..)
Pero se produjo un suceso desgraciado y fue que, en el curso del desfile (los generales) son relevados en pleno desfile.
-¿durante el desfile?
Durante el desfile (me ordenaron, en el Consejo de Gobierno que había asumido) que los mandara buscar cuando la cabeza del desfile ya estaba en (la calle) Andes.
- ¿desde el punto de vista del protocolo era un poco violento, no?
Horrible; fue algo de una violencia tremenda.
-¿quién fue el ministro que dio la orden.
El general (Cipriano) Olivera es al que nombran ministro (de Defensa Nacional), pero evidentemente la orden no se genera en él. (El general, Modesto) Rebollo es el nuevo Inspector General, (el general, Omar) Porciúncula, el jefe de la Región Nº 1; ambos reconocidamente blancos.
(Ese día) se reúne el Consejo de Gobierno para designar el gabinete y empiezan a deliberar –en un acto que debía ser nada más que formal-, pero que se convierte en una reunión política, debido a las discrepancias internas entre chicotacistas y herreristas (los líos de la “comadreja colorada” se llamaban entonces). Pasaban los minutos, pasaban las horas, y no se terminaba la reunión. Las fuerzas paradas en la calle, en un ambiente que era muy tenso, esperando para comenzar el desfile. La Fuerza Aérea, comandada por Alberto García (compañero mío de año, que falleció), estaba sobrevolando a la altura de Punta Espinillo (y) se le terminaba la nafta.
Finalmente fui –dos veces- golpeé la puerta donde estaban reunidos. El presidente (del gobierno colegiado), era don Martín Echegoyen y le dije: hay que salir al balcón, hay que proceder”…Al final abrieron las puertas y un poco apurado por el tiempo –porque hablaba con García, y me decía: se me acaba la nafta; me voy”-, entonces lo tomé a Echegoyen del brazo, y lo llevé al balcón, un poco a la carrera (..) Después que apareció en el balcón del palacio Estévez, hice lanzar el cohete de iniciación del desfile(..) En un clima muy tenso, muy enrarecido por todos los rumores que habían circulado anteriormente(…) No hubo nada; la institucionalidad del país estaba asegurada (…)
Fijese que estaba en la Casa de Gobierno, manejando las cosas y me ordenan: “mande buscar a…que se presente inmediatamente” “Pero está en el desfile”, dije; “mándelos buscar”, me dicen. Bueno, los mando buscar; se baja del jeep (el general) Milans (jefe del Ejército), viene y lo relevan. Milans era el que comandaba el desfile (…)
-¿Quién sigue comandando el desfile?
¿El desfile? Nadie. El desfile queda marchando, sólo, actuando mecánicamente, sin una figura de mando. Asume el comando del Ejército Rebollo. Viene y me dice: “mande buscar a los otros dos generales”, y los desplazan a todos, en el momento(..)
- Qué hizo el general Milans después de eso?
Pasó a retiro (…).
-¿En esos días tuvo alguna conversación con Luis Batlle Berres sobre todos esos temas?
-Tuve una sola conversación, posterior a las elecciones (noviembre de 1958) y anteriores a estos hechos de la transición (marzo de 1959), Estaba profundamente dolorido y entristecido (y) me dijo: “sin la menor duda se hará la transición democrática del país y la entrega del gobierno”.
(testimonio del general Liber Seregni. “Protagonistas. Seregni. Entrevista de Alvaro Barros Lémez, Editorial Montesexto, 1989).

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